miércoles, 1 de mayo de 2013

El "hubiera" no existe...

¿Barcelona hubiera remontado si Messi hubiera jugado hoy? ¿Estaríamos mejor con López Obrador? ¿Si no me tomo ese último trago hubiera evitado esa malacopa? La frase hecha retrata a la perfección la obsesión que como especie tenemos por rebobinar constantemente nuestra memoria y repasar una y otra vez esos momentos o situaciones que desencadenaron en situaciones desfavorables y hasta trágicas. En el futbol una falla a la ofensiva y defensiva es analizada obsesivamente por comentaristas y aficionados y recordada durante décadas. En la política una frase puede derrumbar campañas y acabar carreras. En la vida cotidiana un paso en falso y terminas peor que como comenzaste. Así pues, nuestra vida comienza a llenarse de "hubieras", hechos inexistentes que alimentan nuestras almas y mentes torturadas y las torturan más, el Cruz Azul, campeonísimo del hubiera futbolero navegó quince años en el mar de la incertidumbre que significa mirar hacia atrás y recordar vívidamente él o los errores que lo privaron de ganar hasta en los volados, López Obrador y "la Izquierda" (cualquier cosa que eso signifique en este país) deben de estar llenos de aquellos "hubieras" de las campañas de 2006 y 2012, nosotros como individuos estamos llenos de "hubieras" y las redes sociales son un claro ejemplo de eso. "El hubiera no existe" reza la sabiduría popular, no estoy de acuerdo, existe y es muy real, crea traumas, acaba con relaciones, atrasa procesos, ata; el éxito, creo yo, radica en ignorarlo.

jueves, 4 de abril de 2013

Seis meses.

Cuando te encontré de nuevo, un soleado día de septiembre, tan linda, tan sonriente, tan alta con esos tacones de 15 centímetros, supe que mi vida daría un giro, que cambiaría para siempre, tuve miedo, me impresionaste y lo notaste, tiempo después te confesaría mi impresión, cinco años puede ser una vida o un segundo, en mi caso fueron ambos, el camino rumbo a tu encuentro se me hizo eterno, lleno de nervios, sudaba, transpiraba, nunca dejé de amarte. Un fuerte abrazo fue el preludio de una tarde de esas que te marcan la vida, después de un mes de escuchar tu voz, de imaginarte, estabas ahí, por fin ahí. Lo demás es historia sabida, los más lindos meses de mi vida, los más dulces, los más agrios, como suele pasar cuando se anhela algo tanto, la inmadurez y mi propensión a asfixiar lo que amo hicieron de nuevo de las suyas, me confieso un adolescente de 31 años, me dueles, pero me duelo más yo, por que esa linda tarde de septiembre descubrí que mi corazón lo regalé otra linda tarde pero de enero en esa misma plaza donde te besé por primera vez y te volví a besar el día de aquel reencuentro, pude percatarme que traías ahí mi corazón que no era mio sino una parte de mi, empeñada con la promesa de algún día buscarte y encontrarte para robar el tuyo. Hoy me lo devuelves en pedazos, tengo un corazón roto, pero tengo un corazón, me duele, pero es mío, por fin está acá, en su sitio, tal vez es lo que me hacía falta para continuar mi camino, te vas, es justo, pero sabes que siempre que lo necesites ahí estaré, por que algo me dejas, aparte del corazón roto una gran lección de vida, haz sido una vez más el catalizador de un cambio en mi. El destino puede que nos reúna una vez más, no se bajo que circunstancias, lo que si sé es que te encontrarás una mejor versión de mi. Lo voy a decir una última vez: Te amo!